lunes, 6 de junio de 2016

¿OTRA ESCUELA ES POSIBLE?:

Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas se ha inyectado el veneno del miedo… del miedo al cambio
Octavio Paz

Hace tiempo ya que decidí empezar a jugar al tenis, un deporte divertido,  pero difícil de practicar porque precisa que los jugadores dominen diversas  técnicas, motivo éste que me impulsó a buscar entrenador.  A su eterna paciencia debo hoy grandes momentos de diversión y sano ocio.
Uno de los golpes más difíciles, a la vez que necesario,  para el principiante es el “revés”. Se me hacía imposible pasar la bola por encima de la red con este golpe y mucho menos que tomara una dirección mínimamente precisa.  Cada vez que lo practicábamos recuerdo a mi buen entrenador gritándome desde el otro lado de la pista:
-Gira, gira un poco más. 
-Pues como no me dé la vuelta- le contesté manifiestamente harto  y casi de espaldas. A lo que él repuso:
-Tú no, hombre,  gira un poco la empuñadura.

Y descubrí que, sorprendentemente, una pequeña acción provocaba grandes cambios.

La voluntad de cambiar para llegar a ser y estar de otra manera diferente es uno de los prodigiosos distintivos del ser humano. Pero ello conlleva  tanto el reconocimiento de quiénes somos y dónde nos situamos como la visión del quiénes queremos ser y a dónde queremos llegar.

La primera reflexión que debería hacerse cualquier profesor, o quien pretenda serlo, es cómo se va a situar en la profesión, es decir, quién quieren ‘ser’.
Todos recordamos a ese profesor que influyó tanto en nuestra vida, en nuestros valores, en nuestra manera de ver el mundo,  incluso que nos inclinó por determinadas asignaturas, por las ciencias o las letras, por los idiomas…  
Todos recordamos a esos mitos de nuestra profesión, de la literatura o el cine, aquel Sidney Poitier interpretando al Profesor Thackeray  en Rebelión en las aulas, (1967)  o al magistral  Robin Williams como actor principal de El club de los poetas muertos, (1989) en la  que el profesor Keating  inspira un cambio en la vida de sus alumnos  hasta el punto de dejar “a los chicos en pie sobre sus pupitres, dueños de sí mismos y de sus destinos

Como recordamos aquellos otros profesores que no fueron más que Otro ladrillo en el muro, ladrillos controladores de pensamientos que llenaron de sarcasmo oscuro nuestras clases. Fascinante Pink Floid.
Y como no, NO recordamos a tantos y tantos que pasaron por nuestra vida, con sus libros de texto, sin pena ni gloria, con el único beneficio de haberse ganado la vida a costa de nuestro  tiempo, de poner a prueba nuestra memoria y de nuestra infancia.

El principio, paradójicamente, es el fin. ¿Para qué?. ¿Quién queremos ser?.¿Cómo queremos estar aquí?

La escuela tradicional, heredera de la realidad española del S XX, poco que ver con la llamada “Escuela Nueva”, representa un paradigma transmisivo de los valores intelectuales y morales de la sociedad con la finalidad de que estos sean conservados.  De formas rígidas,  el orden, los conocimientos científicos considerados como verdades absolutas, la disciplina, la carencia, incluso por castigo, del incómodo pensamiento crítico… son entre otros sus  fundamentos.
Paradigma  que habitualmente defino pseudomatemáticamente a través de la fórmula E4=O. Esto es, un proceso que comienza con la Explicación del profesor (exposición del contenido frente al alumno) a la que le siguen el Estudio (memorización del contenidos), los Ejercicios (que ayudaran a esa memorización del contenido) y que culmina con la gran E de Examen (comprobar si se ha memorizado el contenido, lo que da origen a una calificación). Pero la formula no da cero, sino “o”. O de olvido.  Lo que,  si analizamos los contenidos en orden a su relevancia, quizás no sería la peor de las consecuencias.

Frente a ella el paradigma de la acción, la Escuela Nueva en Europa y su equivalente  la Escuela Progresista en EEUU cuyos principios se consolidan como alternativa a la anterior  en el primer tercio del siglo XX y que cada vez esta cogiendo más fuerza en la actualidad, porque, como en sus principios, representa un modelo de transformación social a través de la educación,  deseado por una sociedad cuya constante es el cambio y asentado en un impresionante avance en las Tecnologías de la Información y Comunicación.
Los postulados básicos: 
  •            Centrar el proceso de E/A en el alumno  (precedentes en la filosofía de  Rousseau 1712- 1778
  •     Basar la educación en el desarrollo armónico de las capacidades intelectuales, emocionales, morales y artísticas (Pesatlozzi  1746-1827)
  •            Aprender haciendo (el lema de la filosofía de John Dewey 1859- 1952)

A lo que, con toda humildad,  yo añadiría
  •              La participación real y efectiva de la familia y la sociedad en el proceso, es decir, un principio de corresponsabilidad.
  •        Y la idea de escuela como organización que aprende tal como la define el profesor Santos Guerra (2006).

Todo ello   implica  un cambio de rol en los vértices del triángulo Alumno-Profesor-Contenido,  en una diversificación de métodos y técnicas.
Si compartimos este propósito, si ésta es nuestra creencia, tenemos la llave que nos permitirá emprender las acciones que originen el cambio.
Cambiar de paradigma, en contra de la creencia popular, no es difícil. La clave es que la  motivación sea  lo suficientemente fuerte: creer en esa transformación social a través de la educación, desafiar la tradición, establecida, fundamentar esos postulados básicos que nos inspiran de forma ética y honesta. Sólo la creencia compartida, la finalidad consensuada y voluntariamente asumida conquistará nuevos comportamientos
Como se puede deducir fácilmente, se trata de una motivación interior, nunca impuesta,  desde fuera, desde arriba, desde abajo, desde la derecha o desde la izquierda. Me gusta la visión que sobre este tema aporta desde un perspectiva sistémica Vicente Scanell (2014) en el blog “La danza del cambio”. Scanell establece una tipología del cambio basada en la motivación del impulso o liderazgo. Así los cambios inducidos, que son aquellos originados directamente por un agente externo, no producirán a penas impacto. Buen ejemplo es el de nuestras controvertidas leyes generales de educación, que se han ido sucediendo sin que apenas cambiara nada.
En los cambios adaptativos al impulso externo se le suma la voluntad o interés de las organizaciones para adoptar aquello que le resulta más conveniente. Pueden ser relevantes en las formas, pero insuficientes.
En tercer y último lugar el cambio intencional, que se da cuando la voluntad de cambio  se produce desde la propia organización. En este tipo de cambio, hay personas, líderes, grupos o equipos, que creen y quieren resultados diferentes, por lo que consideran el cambio inexcusable. Éste es el fundamento de cualquier cambio de paradigma.
Por tanto,  cuando se presentan  libros blancos (¿blancos?) de “expertos” (Del lat. expertus 'experimentado'. ¿experimentados?), negociaciones y pactos sobre la leyes generales de educación, sin contar con los protagonistas reales, todas estas acciones por muy voluntariosas o bien intencionadas que pudieran parecer, que no nos engañemos no lo son,  están abocadas  a tener como mucho un impacto mínimo y tangencial, pero nunca llegarán a generar cambios de calado.
Así pues, a mi juicio, la clave del cambio se encuentra en los centros. La  comunidad educativa y, sobre todo, los Equipos docentes son el  auténtico motor del cambio, y el combustible que ha de inspirar y empoderar a esos equipos son los Equipos Directivos.
He utilizado deliberadamente la palabra Equipo y no Claustro, porque el primer paso que han de dar los centros se refiere  justamente a la formación de Equipos de trabajo.
En este tema me declaro seguidor de las teorías de Xesco Spar, teorías basadas en su propia experiencia, experiencia exitosa como pocas,  tanto en el balonmano como en su faceta de coach y conferenciante, porque la dimensión a la que se orientan es la acción. ” Mucha gente sabe lo que tiene que hacer, pero poca gente hace lo que sabe”.
Foto: www.elconfidencial.com Los monos aciertan
tanto como los expertos sus pronósticos

 Nada se nos da sobrevenido, somos nosotros los que tendremos que hacer que las sucesos ocurran, provocar las circunstancias. Los equipos no nacen, se hacen. Por ello es necesario saber cuáles son sus fundamentos y trabajar, desde ellos, en su construcción.
Los equipos comparten, como indicábamos antes, el mismo propósito, pero lo hacen con sentido de colaboración, esto es se combinan talentos y se ofrecen y aceptan ayuda, porque son conscientes que ello mejora el rendimiento y facilita la consecución del objetivo final.
La consciencia de que ninguno de nosotros  es tan brillante como todos nosotros (K. Blanchard), teje el principio de confianza que ha de ser soporte de la sintonía del equipo y garantía en el rigor, la suma de habilidades, la aceptación y respeto dentro del trabajo colaborativo. En palabras de Ghandi No hay que apagar la luz del otro para lograr que brille la nuestra
Desde el punto de vista del liderazgo, tanto la delegación como el mantener permanentemente motivado al equipo (y al resto de la comunidad educativa)  son las claves del empoderamiento que actuará como fuente de energía, como palanca del cambio
Por otra parte, el análisis honesto de los problemas de la organización desde un enfoque global, principio sistémico,  la evaluación permanente de procedimientos, éxitos y fracasos desde la sintonía y el objetivo de la mejora constante, será el soporte del reconocimiento de la diversidad  y responsabilidad en el seno del trabajo en equipo.

En resumen la necesidad del cambio educativo es más que evidente, la sociedad cambia, los alumnos son distintos y las competencias que ha de asumir la escuela no son las de antes. La escuela tiene que ganar en racionalidad, flexibilidad, creatividad, actualidad, diversidad, permeabilidad… para conseguir este cambio de paradigma la Escuela ha de centrarse en los alumnos,  tiene que abrirse a la participación, a la vida, a la  sociedad, a la tecnología…  y compartir propósitos y responsabilidades.  La llave de este cambio no se encuentra  en despachos, consejerías y ministerios,  sino en las comunidades educativas,  en los Centros, y particularmente en los equipos docentes. Los equipos directivos son los encargados de provocar estas circunstancias y construir auténticos equipos en sus
centros, En definitiva:  "Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo, sino que primero has de evocar en los hombres el anhelo del mar libre y ancho” (Antoine de Saint-Exupéry)

ESPAR MOYA, X. (2010) Jugar con el corazón: la excelencia no es suficiente (5ª ed.) Plataforma editorial. Barcelona
SANTOS GUERRA M.A. (2006) La escuela que aprende. Madrid. Morata.

SCANELL BERRUECO V. (2014)  La danza del cambio. Cambio inducido, cambio adaptativo y cambio intencional [en blog] Recuperado de http://enriquesacanell.blogspot.com.es/2014/01/cambio-inducido-cambio-adaptativo-y.html

2 comentarios:

  1. Sintonizo totalmente con tus palabras (como suele ser. por otro lado). La Escuela ha sido tomada por burócratas que dictan a los "hombres y mujeres de acción" que somos los docentes un estilo de marcha rectilíneo, pasi-corto, falto de horizonte porque carecen de ambición...
    Has perfilado muy bien elementos esenciales de ese cambio: descubrimiento del entorno y de uno mismo a través de la escuela, supeditación de los contenidos a un objetivo mayor, convertir ese "olvido" del que hablas en un aliado que justifique nuestra búsqueda de lo esencial en el proceso de enseñanza, el trabajo en equipo....
    Añadiría, no porque no estén en tus palabras sino por resaltarlas aún más, la necesidad de una escuela basada en la CREATIVIDAD, en la EMOCIÓN, en el OPTIMISMO...
    Retornar a los orígenes... ¿No haría falta en este lienzo en blanco, siempre por inventar, un poco de memoria? ¿Estas "nuevas autoridades" no deberían LEER y APRENDER de lo ya escrito y experimentado en un pasado que su inoperancia ha convertido en "muy, muy lejano".
    Formación de profesores... Discusión en torno a modelos... Rescate de una pedagogía clara, clarificadora y comprometida con el cambio... Huyamos de esas fórmulas que encasillan el aprendizaje en una tabla (y lo peor es que aún se lo creen).
    Inspección... Nueva Inspección... ¿Para cuándo un rol de ayuda al docente en lugar de un "torpedeo" y persecución constante de una presa fácil, por agotada y aislada de todo tipo de colectivo,
    Padres... Queremos en Secundaria padres de Primaria... Padres que compartan con los docentes el camino y no solo los resultados. Que entiendan, desde el conocimiento, lo mucho y bueno que ocurre en SUS centros.
    ....
    Hace poco oía a una alta (por su altura física) autoridad de esta nuestra Comunidad hablar emocionado de que estábamos viviendo "una orgía de innovación"... Cuando estas "altezas" se quiten la venda de los ojos verán una realidad que necesitaría no de palabras grandilocuentes sino de brazos remangados y de generosidad,

    Seamos optimistas. Es necesario creer en el cambio. Esto es la esencia ETERNA de un profesor. Su intención de perseguir un horizonte siempre cambiante, siempre huidizo pero siempre delante y guía de su camino.

    Gracias, Javier por sacudirnos la morriña con tus palabras en estos días de "letargo" no solo estival.

    Un abrazo

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    1. Es un honor que un referente educativo como tú, con tres premios "Giner de Los Ríos" intervenga en este blog, y además de expresar su sintonía, añada reflexiones de tanto peso profesional. Lo dicho, un honor Javier. Gracias

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